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* Poemas Famosos
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Ahora les presento una joyita, los poemas mas hermosos y profundos
que he leído, a ver que les parece a ustedes
LO QUE ME DIJO UN ESQUELETO (JULIO FLORES)
Sentí un estremecimiento en las sombras,
y oí una voz que me dijo levántate, hoy tendrás muchas visitas . . . hoy es el día de todos los santos, ¡Despiértate
polvo vano!!! hace mucho tiempo que duermes... una luz indescriptible iluminó, de pronto el horrible recinto en
que me hallaba. -A mi derecha, acurrucado y tiritando de frío, reía un esqueleto húmedo y amarillo, pero reía
con una risa espantosa, fatal... ¿En donde estaba yo?... ¡En una tumba, de pronto pensé, y a mi memoria vinieron,
los recuerdos terribles de mi última agonía! Después de recibir una grave ofensa de la mujer que había sido en
el mundo, el sol, el bello sol de mi alma... ¡Enloquecí!... Y una tarde muy negra llegué a su casa, con el pecho
henchido de amargos sollozos. Temblé al mirarla, la soledad era profunda y le dije éstas palabras, bañado con sudor
frío: Me has herido el corazón de muerte... Pero estás sufriendo mucho y vengo delante de ti a acelerar tu inmensa
agonía. Agarré con mi mano temblorosa un arma fría que llevaba en mi bolsillo... Una nube roja empañó mis ojos...
Mi amada tambaleaba, como queriendo hablar pero las palabras se helaron en su boca lívida como su rostro. ¡Ah,
si hubiera hablado... Tal vez!
¡Hubo una detonación!... Mi cuerpo cayó al suelo, como una manzana inerte, bañado
en sangre y aquella mujer cayó sobre mi cuerpo, como una loca empapada en lágrimas... Convulsa me besaba en la
boca y en la frente, me pedía perdón, y apretaba con su manecita pálida, su cabellera blonda como un río de oro, cara
sobre la herida, que en mi cabeza manaba sangre a borbotones, queriendo con las delgada hebras de sus cabellos, detener
esa sangre que se llevaba mi vida su boca descansaba sobre la mía... Cuando dejé de respirar.
¿Cuánto tiempo
hace que estuve en la tumba? No lo sabía!... Pero mi carne había sido devorada por los gusanos. Me llevé la mano
sobre la cabeza, como temiendo que eso no fuese más que un sueño; Pero mi mano tropezó con el agujero formado por
la bala en mi cabeza... Una lluvia de oro resbaló lentamente entre mis dedos... Era una mata de pelo... ¡Es de ella!
Exclamé con ronca voz... ¡Tantas veces lo había acariciado! Sí, murmuró el esqueleto que tiritaba a mi lado Ella
desesperada por tu suicidio, cortó las trenzas y rogó que las colocaran en tus manos, al dejarte para siempre en ésta
cueva ¿Y quien eres tú, esqueleto horrible? -pregunté al montón de huesos que me hablaba- Soy tu retrato... -me
replicó- por que soy la muerte, la misma que te despierto Y echó a reír!
Y bien, si eres la muerte, ¿Por qué
devuelves la vida a un esqueleto? No recuerdas que la noche que te despediste al suicidarte, dijiste éstas palabras:
Devuélvanme la vida... No, entonces era imposible devolvértela, pero ya ves que hoy lo hago... Hace años que moriste
y hoy es el día de todos los difuntos... Hoy te vendrán a visitar... ¿Y ella vendrá, no es cierto?... Ya lo créo,
como que por aquí tiene un pedazo de sus entrañas... y continuó... ¿Ves esa rendija allí, detrás de la lápida? Por
allí podemos ver a todos los visitantes... Asómate y mira!!! Acurrucado, como pude me asomé y reconocí aquel sitio
del cementerio. Los árboles se cimbreaban meciendo sus copas macilentas. Un perfume de flores recién abiertas, entraba
por aquella grietecita. El sol yá estaba un poco alto. ¡Oh que hermoso me pareció el mundo, y eso que no miraba
más que el cementerio! Entre diferentes grupos de personas, reconocí a muchos amigos míos que charlaban bajo los
flacos cipreses; sentí; sentí ímpetus de abrazarles, esperé con paciencia que uno de ellos, alguno de ellos se acercara
a mi pobre tumba; Pero ¡oh! Decepción... A poco se despidieron sin lanzar una mirada a mi desteñida lápida.
De
cuando en cuando llegaban hasta mis oídos el eco triste de los responsos que cantaban los clérigos. De repente de
entre las tumbas viejas, una mujer de ojos grandes, apareció ante mis cuencas vacías como una visión celeste; mis
huesos tiritaron y estuve a punto de romper la piedra lapidaria que me impedía llegar hasta ella pero mi compañero
me detuvo...
Traía una corona de flores blancas y azules, y se dirigía al lado de mi tumba... ¡Era mi amada! ¡Oh
dulce fruición de un esqueleto, ver a una mujer por quien se ha dejado la vida!... ya llega... Ya está aquí... ¡Pero
Dios mío!... ¡Ni una mirada! Ni una mirada siquiera... ¡Ni una mirada tampoco! Pasó airosa con la linda corona...
Entonces un estremecimiento poderoso pasó por mis huesos... y dos gotas de llanto quemante cayeron de las cuencas
de mis ojos... Sentí rabia y quise de nuevo desprender la lápida... Correr a ella y arrojarle a la cara aquél
montón de cabellos rubios, que en ese momento rompía entre los dedos de mis manos. Pero tan solo pude murmurar...
¡Ingrata! Mi compañero volvió a detenerme. Déjala -dijo- Pobre esqueleto, ella va a visitar la tumba de su hijo
muerto hace un año, y a dejar la corona que lleva. -Y rió como de costumbre- ¡Ah! La infame... -exclamé- ¿Con que
ha tenido un hijo?. Como que hace tres años se casó balbuceó la muerte riendo todavía.
Al oír estas palabras,
me desplomé como un bólido... De repente oí la misma voz que me decía: Levántate y mira, no te pesará, Tú eres
el ingrato. ¡No, maldita muerte, déjame dormir en paz!... ¡Levántate que alguien solloza al pié de tu tumba!... ¡Ay!
¡Podría ser ella! Hice un esfuerzo sobrehumano, me enderecé y miré... una mujer cubierta de cabellos blancos, vestida
de negro y con una corona en las manos, de rodillas, sollozaba sobre el césped. De repente abrió los ojos aquella
mujer un caudal de lágrimas resbaló sobre la piel de su cara arrugada y triste... se abrieron unos labios pálidos
y con el timbre más puro que hay en la vida, sonó ésta frase: ¡hijo mío!... ¡Ella era mi madre!
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LA LEYENDA DEL HORCON (JUAN PABLO LOPEZ)
Llovía torrencialmente
y en la estancia del horcón como adornando el fogón estaba toda la gente -Dijo un viejo de repente- les
voy a contar un cuento, aura que el agua y el viento, train a la memoria mía cosas que nadie sabía y que yo
diré al momento Tal vez tenga que luchar con más de un inconveniente pá que resista la mente el cuento sin
lagrimear, pero Dios que supo dar paciencia a mi corazón tal vez venga ésta ocasión a alumbrar con su reflejo
el alma de un gaucho viejo que ya lo espera el cajón hay cosas que yo no puedo detallar como es debido, unas,
por que se han perdido y otras por que tengo miedo, pero ya que en el enriedo los metí, pido atención, que,
si la imaginación me ayuda en éste momento conocerán por mi cuento LA LEYENDA DEL HORCÓN Alcáncenme un amargo
Pá que suavice mi pecho, Que voy dentrar derecho Al asunto por que es largo; Haré juerza sin embargo Pá
llegar hasta el final Y si atiende cada cual Con espíritu sereno Verán como un hombre güeno Llegó a hacerse
criminal Setenta años, quien diría que vivo aquí en éstos pagos sin conocer mas halagos que la gran tristeza
mía; setenta años no es un día, pueden tenerlo por cierto, pues si mis dichas han muerto aura tengo la virtud
de ser pá esta juventud lo mesmo que un libro abierto. Iban a golpiar las manos por lo que el viejo decía
pero una lágrima fría los detuvo a los paisanos. No se asusten si mi cuento les recuerdo en éste día algo
que ya no podía ocultar mis sentimientos Vuelquen todos un momento La memoria en el pasao Que allí verán retratao
Con tuitos sus pormenores Una tragedia de amores Que el silencio ha sepultao. Hay sentimientos humanos -
dijo el viejo conmovido - que los años con sus ruidos no borran de mi memoria y éste cuento es una historia que
pá mí no tiene olvido. Allá en mis años de mozo, y perdonen la distancia, sucedió que en ésta estancia hubo
un crimen misterioso. En un alazán precioso llegó aquí un desconocido mozo lindo muy cumplido que al hablar
con el patrón quedo en la estancia de pión siendo después muy querido. Al poco tiempo nomás, el amor lo picoteó
y el mocito se casó con la hija del capataz; todo marchaba al compás de la dicha y el amor y pá grandeza
mayor Dios les mandó un cariño, un blanco y hermoso niño más bonito que una flor. Iban pasando los años muy
felices en su choza ella alegre y güena moza el juerte y sin desengaños. Pero misterios extraños, llegaron
. . . y la traición deshizo el mocetón sus mas queridos anhelos y el fantasma de los celos se clavó en su
corazón. Aguantó el hombre callao hasta dar con la evidencia y un día fingió una ausencia que jamás había
pensao. Dijo que tenía un ganao que llevar pá la tablada, que era una güena volada pa ganarse algunos pesos
y así, entre risas y besos se despidió de su amada. A la una de la mañana del otro día justamente llegó
el hombre de repente convertido en fiera humana; de un golpe hechó la ventana contra el suelo en mil pedazos y
avanzando a grandes pasos, ciego de rabia y dolor, vido que su único amor descansaba en otros brazos. Como
un sordo movimiento enseguida se sintió, después un cuerpo cayó y otro cuerpo en el momento, ni un quejido,
ni un lamento, salió de la habitación y pá concluir su misión cuando los vido dijuntos los enterró a los dos
juntos donde hoy está el horcón. En la estancia se sabía que la ingrata lo engañaba apero a él naide le contaba
la desgracia que vivía, por eso la polecía no hizo caso mayormente, pues dijeron la inocente se jué con
su gavilán . . . y en cambio los dos están descansando eternamente ¡A jijuna! gritó un paisano- si es así
lo que habla el viejo, ¡Ese era un macho canejo! ¡yó le besaría la mano . . . !
YO SOY -Le gritó el anciano-
¡venga mi hijo. . . béseme! Yo jui mijo el que maté a tu madre desgraciada por que en la cama abrazada con
otro, yo la encontré. Hizo bien taita querido, -gritó el hijo sin encono- venga viejo lo perdono, por lo tanto
que ha sufrido; pero aura taita le pido que no la maldiga más que si jué mala y audaz por mí, perdónela, padre,
que una madre, siempre es madre, ¡déjela que duerma en paz. . .! Los dos hombres se abrazaron como nunca lo
habían hecho juntando pecho con pecho como dos niños lloraron, padre e hijo se besaron pero con tal sentimiento,
que el humano pensamiento no puede pintar ahora la escena conmovedora de aquel trágico momento. Los ojos
de aquella gente con el llanto se inundaron y todos mudos quedaron bajo un silencio impotente, -volvió a decir
nuevamente- ALLÍ ESTÁN EN EL HORCÓN y poniendo el corazón el anciano en lo que dijo, le pidió perdón al hijo
y el hijo le dio perdón.
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POEMA DEL AMOR IMPOSIBLE(jose angel buesa)
Mirar tus ojos
indiferentemente Mirarlos y mirarlos queriéndote olvidar Y cada vez que miro tu pupila me dice Yo siempre te he
de amar
En mis ojos tú lees la ansiedad de unos labios De ésos labios que tanto te desean besar Y en los tuyos
ardiente una eterna agonía Al querer aquel beso que no te puedo dar
En tus manos que tiemblan hay el amor de entonces
Ese amor que deseas y quieres olvidar Y las mías que buscan las tuyas temblorosas No las pueden hallar
Que
gran dolor el nuestro de amarnos y olvidarnos Que secreto profundo esconde nuestro amor Un secreto tan dulce y a la
vez tan amargo El que estamos viviendo ya
Pero ese amor que nubla de llanto tu pupila Que en la mía refleja
ansiedad y dolor Denota que en nosotros, a pesar de olvidarnos Renace todavía nuestra historia de amor
FAREWELL (PABLO NERUDA)
Desde el fondo de ti, y arrodillado un niño triste,
como yo, nos mira. Por esa vida que arderá en sus venas tendrían que amarrarse nuestras vidas. Por esas manos,
hijas de sus manos tendrían que matar, las manos mías. Por sus ojos abiertos en la tierra veré en los tuyos lágrimas
un día.
Yo no lo quiero, amada. Para que nada nos amarre que nos un nada. Ni la palabra que aromó tu boca
ni lo que no dijeron las palabras. Ni la fiesta de amor que no tuvimos, Ni tus sollozos junto a la ventana.
Amo
el amor de los marineros que besan y se van, dejan una promesa, no vuelven nunca más. En cada puerto una mujer
espera, los marineros besan y se van, una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar. Amo el amor
que se reparte en besos, lecho y pan, amor que puede ser eterno y puede ser fugaz. Amor que quiere libertarse
para volver a amar. Amor divinizado que se acerca. amor divinizado que se vá.
Ya no se encantarán mis
ojos, en tus ojos ya no se endulzará junto a ti mi dolor Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada y hacia donde
camines llevarás mi dolor.
Fui tuyo, fuiste mía. Tú serás del que te ame, del que corte en tu huerto lo que e
sembrado yo. Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste. Vengo desde tus brazos, no sé hacia donde voy ....Desde
tu corazón me dice adiós un niño. Y yo le digo adiós.
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Donde comienza la realidad,,,,,,,,,,,, termino yó,,,,,,,,,,,,,,
J,C,
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